El presidente Rafael Correa advirtió ayer que ejecutará los tratados entre el Gobierno nacional y el Vaticano para vetar los nombramientos de obispos al interior de la iglesia católica.
En un acto de condecoración al monseñor Gonzalo López Marañón, exobispo del Vicariato Apostólico de Sucumbíos, quien recibió la medalla Al Mérito Nacional en el grado de caballero. Allí el mandatario criticó la actuación de la Iglesia al momento de nombrar a sus colaboradores.
Ello porque, según dijo, en Sucumbíos la congregación Carmelitas Descalzos podrá ser reemplazada por el Vicariato de los Heraldos del Evangelio, en contra de las comunidades de base.
El anuncio que fue ovacionado por pobladores de esa provincia, quienes con aplausos y gritos pedían a los “heraldos fuera”, fue recibida con asombro por curas y hermanas que allí se encontraban, quienes incluso evitaron pronunciarse sobre el tema.
“Para impedir que una congregación religiosa de la provincia de Sucumbíos asumiera el obispado, (aunque) somos un Estado laico, sabemos que según las normas del Estado católico, procede la separación del cargo, además la de relevar a los monseñores en sus funciones, (pero) se intenta borrar de un plumazo a los Carmelitas Descalzos de Sucumbíos, y entregar el Vicariato a los Heraldos del Evangelio en contra de la opinión de las comunidades de base”, dijo Correa.
Con este anuncio, precisó que “no queremos polemizar, peor aún con la Conferencia Episcopal y la jerarquía de la Iglesia católica. Pero quiero decirles que el modus vivendi que regula las relaciones entre el Estado laico ecuatoriano y el Vaticano nos permite vetar cualquier nombramiento de obispo. Nunca se ha utilizado, y, aunque se insiste en estos fundamentalismos absurdos de llevar a nuestra Amazonía a órdenes que ponen énfasis en el rito en los fundamentalismos morales”, el régimen ecuatoriano hará uso de los tratados.
Esto evitará, anticipó Correa, que se obstaculicen políticas públicas en el ámbito social que emprende su gobierno.
“El propio Evangelio lo dice: “mansos como palomas, pero astutos como serpientes. Se pretende retroceder el trabajo social que asusta a ciertas jerarquías”, acotó.
Diario El Universo, Guayaquil, 10 de marzo de 2011
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