Martes, 24 de Mayo de 2011
Sucumbíos es víctima de la violencia, del sicariato, el narcotráfico, la exclusión. Su pueblo se integró con la migración interna, mayoritariamente lojana y es pobre asentado sobre la riqueza hidrocarburífera. Para colmo de sus tragedias ha sido invadida por la secta católica llamada Heraldos del Evangelio, autollamados Caballeros de la Virgen que predican el Verbo para desatar confrontaciones que Jesús El Cristo, las habría abofeteado. En realidad estos heraldos son fanáticos fundamentalistas, una especie de cuervos con garras neofascistas que predican y practican la violencia como método y la manipulación de almas como herramienta.
Esta secta se levantó en 1999 de la mano del dogmático clérigo brasileño Joao Cla Días sobre las bases de ‘Tradición, Familia y Propiedad’, que fue una organización fascista, furibunda anticomunista y partícipe de los aparatos represivos de las dictaduras crueles y criminales como las de Pinochet, Castelo Branco, Videla-Galtieri, Banzer, Bordaberry, Strossner.
El Papa Juan Pablo II bendijo a esa especie de la derecha radical en el año 2001. ¿Alguien recuerda a esos jóvenes fanáticos reclutados en colegios y universidades religiosos o en la flor y nata de oligarquías que amenazaban a todo el mundo, escondidos bajo disfraces al estilo medieval con enormes banderas dignas de Hitler?
Esos fanáticos están en Sucumbíos, felices de sembrar violencia y enfrentar al pueblo contra el pueblo para reinar en nombre del Evangelio, del supuesto “amor a la Virgen de Fátima y al Papa”. ¿Tanta es la miseria moral que a pretexto de una frecuencia de radio desatan tempestades sociales, en un pueblo pacífico? Esta secta heredera de T.F.P. debe ser investigada y la frecuencia de Radio Sucumbíos entregada a los movimientos sociales.
rsantillan@lahor.com.ec
Esta secta se levantó en 1999 de la mano del dogmático clérigo brasileño Joao Cla Días sobre las bases de ‘Tradición, Familia y Propiedad’, que fue una organización fascista, furibunda anticomunista y partícipe de los aparatos represivos de las dictaduras crueles y criminales como las de Pinochet, Castelo Branco, Videla-Galtieri, Banzer, Bordaberry, Strossner.
El Papa Juan Pablo II bendijo a esa especie de la derecha radical en el año 2001. ¿Alguien recuerda a esos jóvenes fanáticos reclutados en colegios y universidades religiosos o en la flor y nata de oligarquías que amenazaban a todo el mundo, escondidos bajo disfraces al estilo medieval con enormes banderas dignas de Hitler?
Esos fanáticos están en Sucumbíos, felices de sembrar violencia y enfrentar al pueblo contra el pueblo para reinar en nombre del Evangelio, del supuesto “amor a la Virgen de Fátima y al Papa”. ¿Tanta es la miseria moral que a pretexto de una frecuencia de radio desatan tempestades sociales, en un pueblo pacífico? Esta secta heredera de T.F.P. debe ser investigada y la frecuencia de Radio Sucumbíos entregada a los movimientos sociales.
rsantillan@lahor.com.ec
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